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Celebrating is about sharing, telling stories, talking. It's about eating a piece of cake that a friend made for you, having a glass of wine or savoring a cup of coffee. It's that unknown sensation that doesn't let you get up from the table after eating. It's much more than just placing silverware and plates on a table, it's creating an ambience, a style, a sensation, an unforgettable memory.

Saturday, March 28, 2009

VIAJE CULINARIO

Cuando yo era estudiante y vivíamos en Inglaterra.
Mi casa era como las Naciones Unidas de viernes a domingo habían comidas, bailes y fiestas . Cuando venían los amigos griegos, ese día se cocinaba comida griega (moussaka) y bailábamos con música griega, cuando venían los españoles, italianos, árabes, persas, turcos, japoneses y latinos era igual cocinar, comer y bailar. Hasta aprendí a bailar salsa en Inglaterra, cada quien demostraba sus atributos los demás aprendíamos.

La casa siempre llena de gente, todos los estudiantes que iban se sentían en familia. Mi mamá les abría las puertas a todos mis amigos, disfrutaba tener la casa llena y a mí en ella.

Aprendí a deleitarme con las comidas étnicas al igual que entender y compartir su cultura.
Un día fue el chef del embajador de Santo Domingo en Londres a la casa y nos preparó helado de caraotas negras, nos pareció espantoso y raro probar ese puré de granos congelados en dulce, mi visión era un helado negro.
Otro día iban unos amigos que eran los chef de una taberna Italiana en Brighton, y preparaban las pastas y salsas mas deliciosas que he probado en mi vida; eso era mas usual para mi. Mis amigas españolas hacían las tortillas en moldes de hornear como lasañas gigantes.
Lourdes mexicana preparaba un arroz rojo con jugo de tomate
En ese tiempo mi especialidad era el strudel de manzana.

En un viaje a Jordania, con mi mamá llegamos en pleno Ramadán sin tener la mínima idea que significaba. Al montamos en el taxi del aeropuerto al hotel todo me pareció muy raro como una ciudad desierta y ni siquiera se veían mujeres. Entre el (idioma desconocido) el ambiente solitario, los sonidos extraños y las miradas profundas de los hombres hacia nosotras, daba pánico estar ahí. Esa noche ni dormimos del miedo, pusimos todos los mueble de la habitación del hotel pegados a la puerta, nos hicimos unas historia pensando que esas voces fuertes de hombres que se oían en los pasillos pudiera meterse en la habitación. Pero con el espíritu aventurero muy alto, tratando de ser fuertes y arriesgados, seguimos adelante.
Esa misma tarde en la tienda del hotel conocimos a Nicola un jordano nacido en Belén. Parecía un artista del jet set de ojos claros. Bronceado y vestido de revista, no pegaba en absoluto ahí, nos dijo que era la tienda de su hermano y que la estaba cuidando. Terminamos cenando con él y tomando vino en un servicio de té ya que no era permitido el alcohol en esas fechas,
Brindamos con las tazas de té y planeamos nuestro viaje a Petra en burro para el día siguiente. Ya ahí sentí una cierta complicidad al culto gastronómico y se abrió en mi una fuerte emoción a lo desconocido.

Nuestro viaje siguió, fuimos a Siria y cuando llegamos nos tuvimos que devolver porque estaban en guerra. A pesar de eso mi mama le insistió al taxista qué nos diera una vueltita para ver un poco la ciudad, que locura, nos fuimos a Chipre.
Al día siguiente en la piscina del hotel en Chipre, cuál es nuestra sorpresa Nicola aparece de nuevo, como si nos estuviera siguiendo.

En la cena de esa noche descubrí que había conocido un gígolo, digo lo descubrí porque para ese entonces pensé que eso solo pasaba en en las películas .
Cuando se dio cuenta de mi ingenuidad, huyó en medio de la cena dejando a medias su plato de ancas de rana y la cuenta.

Al día siguiente comimos caracoles en unos restaurantitos en plena playa, eran mesitas con manteles a orilla del mar y los pies dentro del agua. Todo el mundo hacia un sonido, hacia adentro cuando lo comían, después de sacarlo con un palillo y luego chuparlo, Nicola nos llevó a comer a los lugares más insólitos haciéndonos probar de todo. De ahí en adelante lo veíamos en Londres por lo menos tres veces al año lo más sorprendente que nos unía además del placer de la mesa y la comida era que tenia familia en Venezuela.

Del contraste auténtico y exótico de los viajes remotos a los mejores restaurantes londinenses nuestro amigo gastronómico pedía casi todo el menú y me decía Lola no te lo tienes que comer es sólo para probar uno debe probar todo mas no comérselo después de haber pedido completo todo el menú de postres.
Me imagino que es el secreto para estar delgado toda la vida sin dejar de comer todo lo que quieras.

También en Londres mi mamá tenia un amiga cuyo esposo fue nombrado por la reina Isabel de Inglaterra con el honorable titulo de Lord. A través de ella fui invitada a muchas fiestas de alta sociedad londinense donde iban príncipes, duques y condesas.
Llegábamos en Rolls Royce y con trajes largos. Vestidas como unas verdaderas princesas, Stella siempre me presentaba con algún titulo que inventaba al momento, como la princesa latina de Venezuela, sonaba lejano y muy exótico. Pero eso a ellos les encantaba.

Los modales en la mesa eran estrictos y exquisitos, vajillas clásicas inglesas, cubiertos de plata más una infinidad de vasos y copas de cristal en cada puesto. Otra cosa no se debía poner la sal directamente sobre la comida porque era mala educación.
Siempre me sentaban a el lado de algún supuesto príncipe, yo diría que jeque.

En una de esas fiesta recibí un llamada indicándome educadamente que bajo ninguna circunstancia debía vestirme de azul para el evento porque toda la decoración iba hacer de ese color. Impactada al respecto de lo extraño de la llamada hice lo indicado. Para mi sorpresa la única vestida de azul era la princesa Ana, hermana del príncipe Carlos y homenajeada esa noche.
Así es el mundo de las celebridades...

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